Un tema muy importante y en el que nuestras intervenciones suelen tener muchísimo éxito son los problemas de conductas en niños y adolescentes. Aclaremos que las conductas problemáticas se dan sin necesidad de que la persona tenga ningún diagnóstico pero también es probable que sean más frecuentes en diagnósticos como el Autismo, hiperactividad y la ansiedad, etc. En el 90% de los casos están relacionadas con problemas de comunicación, aun cuando la persona es verbal ¿Curioso verdad?

A menudo las conductas inapropiadas son un dilema cuando aparecen relacionadas con ABA análisis aplicado de la conducta, nuestros programas y procedimientos han demostrado ser eficaces pero para ello tenemos que ser consistentes y aplicar los procedimientos que los supervisores de los programas nos han asignado, pero esto en ocasiones no es fácil para los padres.

Cuando nuestros hijos o familiares muestran conductas disruptivas como berrinches muy frecuentes, gritos, comportamientos obsesivos, agresión… las familias siempre intentan buscar excusas y formas de disculpar de alguna manera esas conductas. Muchas veces llegando a pensar que las situaciones o decisiones de los adultos son lo que provocan esas malas conductas en sus hijos.

Problemas de conducta

Los padres necesitan consejos prácticos, técnicas que funcionen, métodos científicamente probados para dar forma a conductas apropiadas.

Muchos padres admiten que con nuestros programas han aprendido mucho acerca de cómo criar a sus hijos y entienden que  implementar un programa conductual no quiere decir que no tengamos en cuenta los sentimientos de los niños con los que trabajamos, en realidad ABA ayuda a que nuestros niños sean más felices y los padres también.

Las técnicas conductuales no son duras o algo en contra de lo que los padres harían. La mayoría de las técnicas son de sentido común, técnicas que los padres siempre han empleado, unos con más estabilidad y firmeza que otros.

Algunos de los procedimientos más comunes y fáciles de implementar son:

  • Dividir objetivos en tareas pequeñas y manejables y enseñarlas de manera independiente. Reforzar cada tarea que consigan. Esto funciona para tareas desde cómo vestirse a como hacer la cama. No es difícil enseñarles cómo hacer la cama o quitar la mesa.
  • Dejar claro lo que se espera de ellos. En ocasiones esto conlleva tiempo explicando qué es lo que queréis que hagan, alabándolos y recompensándolos. Explicar nuestras expectativas de conductas a nuestros hijos es la clave para evitar problemas de conductas.
  • Alabar los buenos comportamientos y ser específicos acerca de lo que estamos alabando, ej: me gusta que nos ayudes a quitar la mesa! Esto también evita que sólo prestemos atención a nuestro hijos cuando están haciendo algo malo e ignoremos cuando hacen las cosas bien. ¡Esto es muy importante!
  • Enseñarles a través de ayuda física, la forma más efectiva de aprender es cuando les ayudas a hacer cada paso de la tarea hasta que son capaces de hacerlo de manera independiente.
  • Cumplir lo que dices: Cada vez que le digáis a vuestro hijo que puede o no puede hacer algo, asegúrate que eso se cumple. Y si tu hijo ignora algo que le has pedido que haga, con tu ayuda te aseguras que lo hace. NO lo repitas 30 veces mientras ves que tu hijo no hace caso. Esto es clave para el control instruccional del que tanto hablamos a nuestras familias.
  • Tener ciertas consecuencias por no seguir las reglas. Muy fácil y cada día nos olvidamos de lo efectivo que es. Necesitamos tener reglas que sean claras ( en el colegio, en casa, en la calle…) y tenemos que recompensarlos cuando se siguen las reglas y tener consecuencias cuando no. Cuando ponemos unas reglas ponemos unas consecuencias que sucederán si no se cumplen y nos aseguramos que estas se implementan. ¡Esta es la mejor manera de manejar conductas!

Todo esto basado en el amor y el respeto a nuestros hijos son algunas de las claves para educar, especialmente en edades tempranas, se convierte en algo más difícil cuando los niños crecen. 

No esperamos que los niños sean perfectos pero cuando la conducta de nuestros hijos evita que los padres accedan a derechos básicos; como tener tiempo para ellos por las noches, poder tener la casa en orden sin que se rompan/ destrocen las cosas, entonces nos damos cuenta de lo importante que son las reglas y consecuencias. Siendo consistentes, es increíble lo rápido que se pueden cambiar algunas conductas. A la mayoría de los niños les gusta el orden, la rutina y sentirse seguros porque saben dónde están los límites  y cuáles son las reglas. ¡Ayúdalos!

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